República Bolivariana de Venezuela
Universidad Pedagógica Experimental Libertador
Instituto Pedagógico de Caracas
Departamento de Pedagogía
Cátedra: Neurociencias
Profa. Dorys Alleyne
ENSAYO:
“CONOCIMIENTOS DE LA NEUROCIENCIA PARA
POTENCIAR EL
DESARROLLO DE LOS
NIÑOS”
Autor(a):
Abreu,
Yeimi C.I 19739434
Caracas,
junio de 2016
Para empezar, es importante conocer como
se da el proceso de aprendizaje en el cerebro humano, el cual, surge a partir
de la comunicación existente entre las neuronas mediante la liberación de unos
químicos que tienen por nombre neurotransmisores. Éstos establecen lo que
llamamos sinapsis en los espacios que hay entre las neuronas.
En lo que respecta a la memoria, proviene
de un cambio constante que surge en la actividad de la sinapsis, la cual se
modifica e incrementa durante el aprendizaje, trayendo como resultado la
liberación de más trasmisores.
En un principio la sinapsis forma la
memoria de corto plazo, luego crea cambios en “la activación génica” o lo que
quiere decir la sinapsis es en gran medida la memoria que forjara el
aprendizaje. Por otra parte, es importante señalar que las bases moleculares y
celulares de la memoria se encuentran localizadas en el hipocampo, esta es un
área del sistema límbico del cerebro que está encargado de la memoria.
Sin embargo, muchas otras partes del
cerebro participan en la formación y el almacenamiento de la memoria de corto y
largo plazo, por ejemplo: en la memoria de corto plazo están involucradas
diferentes poblaciones de neuronas, en especial las de la corteza prefrontal,
éstas sirven para guardar temporalmente la información recibida.
Por otra parte, se deben señalar los
diferentes factores que influyen en el desarrollo del cerebro, el cual, tiene
un rápido crecimiento entre los últimos tres meses del embarazo y los tres
primeros años de vida. Es aquí donde surge el mayor número de sinapsis. De
igual forma, es necesario tener en cuenta que el cerebro de un niño o niña
recién nacido pesa alrededor de 350 y 400 gramos y el de un adulto entre 1300 o
1400 gramos, éste teniendo ya en su haber un aproximado de unas diez mil millones de millones de sinapsis.
Este
desarrollo cerebral nace a partir de diversos agentes internos o genéticos, y a
su vez de agentes externos como la alimentación, estimulación y la valoración
familiar. De esta manera se incrementará las habilidades neuronales del niño
para que tenga un buen crecimiento tanto físico, psicológico y emocional.
En cuanto a la
alimentación, se debe tener en cuenta el consumo habitual de aceites de pescado
u omega-3, para bajar los índices de posibilidades de padecer algunas
enfermedades mentales y conductuales, ya que cuando no existe el omega-3 en el
organismo el cuerpo se ve en la necesidad de recurrir al omega-6, quien produce
unas membranas menos capaces de producir el paso de los neurotransmisores.
Del mismo
modo, diversos estudios realizados en universidades han determinado que las
madres que en su embarazo consumen un mayor número de aceites de pescados de
sardinas tienen niños y niñas con una mejor capacidad visual.
En otro
sentido, se debe hacer énfasis en los beneficios de la lactancia materna tanto
para la madre como para el niño/a. Ésta es la mejor forma de nutrición para el
bebé ya que contiene diversos nutrientes que son esenciales para el crecimiento
y la maduración de todas las partes del cuerpo. De igual forma, amamantar
protege a la mujer de sufrir algunas enfermedades como cáncer y ayuda a
recuperar su peso luego del parto.
No obstante,
si ocurren problemas de nutrición o lo que llamamos desnutrición en la
gestación o luego de ella esto puede incurrir en el crecimiento cerebral y
desarrollar diversos desórdenes de conductas, entre ellos retardo mental y dificultades de aprendizajes.
Sea la
desnutrición leve o moderada representa un factor riesgoso para el normal
desarrollo humano. Ya que elementos presentes en una dieta balanceada como el
hierro al estar ausentes traen consigo efectos adversos en los procesos
cognoscitivos y de conducta. Esto se debe a que el hierro se localiza en
diferentes áreas del cerebro y su consumo es de suma importancia en los
primeros períodos del crecimiento neuronal.
No sólo la
alimentación es importante para el buen desarrollo cerebral, los estímulos
externos son de gran ayuda en los primeros años de vida. Estudios realizados
llegaron a la conclusión que los niños y niñas que reciben estímulos de su
entorno en los tres primeros años desarrollan mayor rapidez para consolidar el
aprendizaje. Por esto, se debe propiciar las oportunidades de aprendizaje, la
interacción con otras personas y las actividades físicas para aumentar el crecimiento
de conexiones neuronales.
De igual modo,
la atención física y el amor brindado por las personas del entorno cercano
influyen en el desarrollo del cerebro, ya que, ayuda al “mantenimiento de
la química del cerebro, arquitectura cerebral y posiblemente a algunas
funciones mentales”.
Diversos estudios determinaron que la
compañía de parientes asiste al sistema de estrés manteniendo el cerebro del
niño en su función normal. Una larga separación de los niños con sus padres
podría producir la muerte de células cerebrales.
Por todas las razones anteriores es
necesario el estudio de la neurociencia, porque ésta se encarga del estudio del
sistema nervioso, además de los diversos avances que hay con respecto al
pensamiento, la emoción, la conducta y el aprendizaje y los factores que
influyen en éstos.
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