Universidad
Pedagógica Experimental Libertador
Instituto
Pedagógico de Caracas
Departamento de
Pedagogía
Programa de
Educación Preescolar
Cátedra de
Neurociencias
DIVERSIDAD E
INCLUSIÓN EDUCATIVA EN ESCUELAS REGULARES.
La condición de ser humano, brinda un sin fin de
características propias de la especie, las cuales comparten todos los
individuos, pero con diferentes “niveles o grados” de manifestación, haciendo
de cada uno, una persona única. Existe una programación genética que ofrece
ciertas capacidades en el hombre que serán desarrolladas o no, según las
interacciones con el mundo que lo rodea. Esas oportunidades harán que se
desplieguen un conjunto de habilidades, destrezas, dificultades que
diferenciarán a uno del otro, haciendo de la diversidad “lo normal”, lo común.
Todo esto indica, que los seres humanos pueden aprender y
reaprender a lo largo de sus vidas en la medida en que sus actitudes y
aptitudes se lo permitan, pues existen factores
físicos y mentales que modulan dicho aprendizaje. Lo que refiere es que
cada individuo tiene sus maneras particulares de aprender, por lo que debe
existir en el ambiente educativo, específicamente, un “abanico” de posibilidades
para ayudar a cada niño a alcanzar los objetivos planteados. Esto abarca desde
realizar alguna acomodación ambiental, hasta la opción de realizar adaptaciones
curriculares.
La diversidad
es un hecho que existe en todo el mundo, cada ser humano tiene
características individuales que lo distingue y lo identifica, brindándole una
manera particular de aprender, de comunicarse y organizar la información
adquirida. Por eso es necesario que los docentes, comprendan que
aunque todos comparten ciertos rasgos, la diversidad siempre estará presente en
sus aulas de clases, reflejándose en las maneras de expresión, en las
opiniones, sentimientos, ritmos de aprendizaje, tiempos de respuesta, que se
deben respetar y garantizar para brindar una educación de calidad, por lo que
es necesario que estos maestros sean sensibles ante las diversas situaciones
que se pudieran presentar en sus estudiantes que comprometan de cierta forma,
su desarrollo integral, para evitar el uso de “etiquetas” que menosprecien las
habilidades de un determinado individuo, pues esto le podría traer como
consecuencia a éste sentimientos de frustración, impotencia, baja autoestima,
conductas agresivas, desmotivación, entre otros.
Cuando se hace referencia a una educación de calidad, donde no exista
discriminación alguna, es porque cada docente debe ofrecer las ayudas
necesarias, ser creativo e innovador para propiciar situaciones de aprendizaje
ajustadas a las características particulares que le permitan al niño, por
ejemplo, adquirir algún conocimiento y/o destreza. Por lo que es
imprescindible, que la comunidad educativa conozca y comprenda que la
diversidad debe ser trabajada y “explotada” para beneficio de cada quien. Que
un salón, aunque tenga un comportamiento mediamente homogéneo, nunca lo será
totalmente, y eso es lo correcto, pues de lo contrario se estaría vulnerando
las diferencias personales que identifica a cada niño o niña como un ser humano
único e irrepetible.
Muchas veces la falta de compresión de estos aspectos, generan barreras
sociales que limitan las posibilidades de un niño a desarrollar sus
potencialidades, pues se señala y se hace hincapié en las dificultades
presentadas, en vez de ayudarlo a superarlas para que tenga el mejor desarrollo
que pueda tener según sea el caso. Quizás, para algunas maestras esto se
traduzca en “más trabajo”, pues es necesario investigar, crear, ser más
ingeniosa en el día a día para que cada uno de sus niños y niñas tengan las
mismas posibilidades de aprender, pero ¿Esta no es la razón de ser de un
educador?, avocarse a la atención y formación integral de sus estudiantes,
propiciándoles oportunidades en donde puedan, a través, de la socialización, la
manipulación de diversos recursos, el uso de su imaginación y su cuerpo, del
lenguaje oral y escrito, la expresión plástica y musical, adquirir conocimientos,
fortalecer sus habilidades, para alcanzar ese desarrollo potencial del que
habla Vigotsky.
Para que el docente pueda ofrecer estas situaciones de aprendizaje que
le sean provechosas a sus estudiantes debe hacer uso del proceso llamado
“Diagnóstico”, este le permitirá conocer, no sólo, cuales son las habilidades y
destrezas, dificultades e interés, gustos y preferencias, sino también, la
dinámica familiar de cada uno, factores de riesgo bio-psico-sociales, factores
de protección, desarrollo físico, alimentación, nivel de salud, pues todos
estos aspectos modulan la disposición a aprender. El conocer y comprender estas
variables direccionará el trabajo del docente hacia aristas determinadas,
abordando temas familiares y de la comunidad que faciliten un desarrollo óptimo
y dinámicas favorables, estrategias pedagógicas ajustadas y personalizadas que contribuyan a potenciar y reforzar las
características propias de cada niño y niña, aceptando la diversidad y creando
un ambiente de inclusión escolar.
Cuando se habla de inclusión escolar, se pretende brindar y garantizar
una educación de calidad atendiendo a las diferencias de los educandos,
ofreciendo una atención diferenciada y especializada. En cuanto a las
diferencias, hay algunas que resaltan más que otras, que pudieran, según la
visión de la institución educativa, entorpecer o enlentecer los procesos de
enseñanza-aprendizaje, requiriendo mayor apoyo pedagógico y quizás desde otras
áreas para alcanzar el éxito escolar, social y personal. Hoy en día, es común escuchar
la expresión “niños con necesidades educativas especiales”, haciendo referencia
a niños con alguna dificultad de aprendizaje, condición, síndrome, o situación
particular que altere su ritmo normal de crecimiento y desarrollo, y por ende,
afecte su proceso de adquisición, asimilación, acomodación y comunicación de la
información.
Hace algunas décadas, fue tarea de la Educación Especial en sus centros
y escuelas especiales ofrecerles oportunidades a niños con alguna necesidad
educativa especial, brindando además, asesoría y orientación a familiares y
comunidades para sensibilizar y concientizar acerca de la integración de éstos,
respetando sus características particulares. Pero en los últimos años, les toca
la tarea a las escuelas regulares de recibir y formar a muchos de estos niños,
ofreciéndoles de igual forma una educación de calidad, con una atención
diferenciada y especializada, recibiendo el apoyo de docentes especialistas,
psicopedagogos, psicólogos, terapeutas de lenguaje y/u ocupacionales.
Hay características que pueden favorecer el ambiente de aprendizaje para
enseñar en diversidad, las cuales hacen referencia al número de estudiantes por
aula, es decir, se requieren grupos con la cantidad de niños que permita al
maestro o profesor brindar una atención y orientación individualizada. Un
ambiente que motive e invite al estudiante a aprender y disfrutar mientras lo
hace. Contar con una flexibilidad institucional, que permita realizar
adaptaciones curriculares que se ajusten a las necesidades de los niños y les
permitan alcanzar las metas trazadas para ellos. La formación y disposición del
personal y miembros de la comunidad educativa, son aspectos súper importantes,
pues las maestras, coordinadores y directores deben estar sensibilizados y comprometidos
con cada niño de la institución, velando por su bienestar y ofreciéndoles las
oportunidades educativas necesarias. Las familias, obreros y administrativos
también deben estar sensibilizados para lograr el proceso de inclusión de todo
aquel niño miembro de la institución.
Es relevante, tener claro que una necesidad educativa especial, la puede
requerir cualquier niño, pues son diversas las razones por las que el proceso
de aprendizaje puede verse interferido o alterado, incluso los niños que
aprenden a un ritmo más rápido, que tienen excelente retentiva, y se encuentran
“por encima” de la media en cuanto a su funcionamiento, en comparación con sus
compañeros, también necesitan que se les realicen ajustes en las actividades
para poder fortalecer y potenciar las destrezas demostradas.
Las escuelas deben brindar atención a la diversidad de cualquier tipo,
realizando procesos de inclusión que involucren a las familias, comunidad e
institución, para que todos construyan alianzas y ambientes favorables para el
desarrollo óptimo de cada individuo, desmonten mitos y creencias acerca de la
“Educación Especial”, aprendiendo en el “hacer” y “convivir”, cuales son las
mejores opciones para la integración de cada niño sin importar sin
características peculiares.
Quizás hablar de inclusión es fácil, pero llevarla a cabo si es tarea
difícil, pero no imposible. Requiere tiempo, formación, empatía, compresión,
ganas de ayudar, paciencia, tolerancia… se puede comenzar entiendo y aceptando
que todos los seres humanos son diferentes, y que tienen las capacidades para
construir grandes cosas, sólo que necesitan de las oportunidades y las ayudas
necesarias para lograrlo, y muchas veces, quienes tienen esa posibilidad de
brindarlas son los docentes. Profesores, permítanse observar, conocer,
diagnosticar, planificar estrategias innovadoras, variadas, evalúen su trabajo,
cómo se sienten, qué dicen, qué piensan
y busquen las maneras de ejercer cada día mejor su profesión.
INTEGRANTES:
Alviarez,
Silvia
Carballo,
Luisana
Capote,
Deisy
Piñero,
Dayana
Zaccaro,
Giovanna
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